Qué vínculo puede haber entre el Perú y la pintura de la cúpula del auditorio central de la Opera Garnier de París, realizada por Marc Chagall entre 1962 y 1964 (con 77 años de edad), por encargo de quien fuera ministro de Cultura de Francia, André Malraux.

Cúpula del auditorio de la Opera Garnier, pintada por Marc Chagall.


Ocurre que esta obra, que aún hoy genera controversias, pues reemplazó a la pintura original, denominada "Les muses et les heures du jour et de la nuit" elaborada por Jules-Eugène Lenepveu en 1872 (que no ha desaparecido, sino se encuentra sobrepuesta por la obra de Chagall), fue ideada por Malraux, el día que se realizó una función de gala, en homenaje al presidente del Perú, el francófilo Manuel Prado Ugarteche, en 1960.

Manuel Prado y Charles de Gaulle

El presidente peruano acudió al evento acompañado de su flamante esposa, Clorinda Málaga, con la que se casó luego de una nulidad papal, que fue objeto de uno de aquellos escandaletes que distrajeron a los limeños algunas semanas.

En la función de gala del teatro decimonónico, se ofreció el ballet "Daphnis and Chloe", coreografiada por George Skibine, en base a la composición de Maurice Ravel (estrenada en 2012, para los "Ballets rusos" de Sergéi Diáguilev, con la coreografía de Michel Fokine y la actuación de Vaslav Nizhinski o Nijinski). La versión de Skibine fue estrenada en 1959 por el Ballet de la Ópera de París, con escenografía de Marc Chagall, y la actuación de Skibine y Claude Bessy, en los papeles principales.

Clorinda Málaga DE PRADO e Yvonne de Gaulle, en la Opera Garnier

El siglo XX fue prolífico en revoluciones políticas y culturales, y en la segunda mitad de ese período se pudieron apreciar los resultados, que aún hoy extienden su influjo a este mundo que hoy se enfrenta a un nuevo salto histórico.

Marc Chagall y André Malraux fueron artistas de una época en la que el compromiso social y político fue fundamental.

Marc Chagall y André Malroux.

Manuel Prado, por el contrario, fue un hombre que asumió su rol político en defensa de un orden oligárquico y una clase aristocrática decadente, que quiso mantener sus privilegios, pero que estaba destinado al fracaso, pues, como muchos integrantes de las antiguas familias dominantes, vivió alejado de la realidad nacional, pero ensimismado por la cultura europea, donde terminó sus días.