Estimados ciudadanos:
Permítanme unas reflexiones sobre lo que representan Pedro Castillo y Keiko Fujimori, en estas circunstancias.
ÉL no es la mejor opción, nunca lo fue, pero hoy, para muchos peruanos, entre los que me incluyo, él representa la posibilidad del cambio, y la esperanza de un nuevo país. Y en verdad anhelamos fervientemente que así sea; pero, si no hacemos nada para coadyuvar a que ello ocurra, y como siempre, somos simples espectadores o críticos de balcón, el cambio no se producirá.
Y en cuanto a las posibilidades de elección que tuvimos, en realidad no había mucho de dónde elegir. Desde luego que había otros candidatos bastante peores (y estaban los que nunca se presentaron, porque la política peruana no es para muchos una opción, al menos no hasta que se dieron cuenta que el piso se les podía mover). Pero él llegó, de forma súbita, subiendo como la espuma, irrumpiendo en la política nacional; como en el pasado llegaron los conquistadores, como vino la expedición libertadora, como llegaron las oleadas migratorias, como en el siglo XX surgió el movimiento popular, en una Lima que ha vivido mirándose al ombligo (a pesar de no ser más una Lima colonial o criolla), una Lima que ha dado muestras nuevamente de no ser el Perú. Y a él le toco competir en segunda vuelta con la peor candidatura de todas, la de una organización criminal, sin embargo, la candidata, jefa de esta organización, no las tenía todas en contra, pues hay quienes están dispuestos a sacrificarlo todo (incluso su alma) por cuidar sus privilegios, forjados sobre la corrupción, las injusticias y la explotación desmedida y abusiva de los recursos y de los trabajadores.
ÉL es un profesor (palabra que debiera ser mayor en nuestra sociedad), dirigente gremial y político, un docente de escuela, que quizás no cumpla con el standard de la élite de la ciudad, pero que ha sabido ser un maestro cumplidor en su propia región, en la que trabajó. Un profesor que, como muchos, se hizo dirigente y lideró protestas a favor de los maestros, que, equivocadas o no, le dieron notoriedad y representatividad. (Hay que decir que ser un dirigente gremial o sindical en el Perú es desde ya un acto heroico).
ELLA es una administradora de empresa, educada fuera del país, que no se ha desempeñado en su profesión. Una política que asentó su carrera en la proyección de la imagen de su padre, un expresidente que encarna la corrupción en el Perú (Alberto Fujimori ha sido considerado largamente como uno de los presidentes más corruptos de la historia). Un expresidente que borró con el codo lo poco que hizo con la mano, y cuyo movimiento político, no obstante, tiene un arraigo popular, que se ha ido debilitando debido a los actos de corrupción cometidos por su hija, su hijo, y por sus partidarios o servidores, así como por el nefasto desempeño de los congresistas de su agrupación. La fortaleza política de Ella y de su agrupación radica en la imagen que sus seguidores aún tienen del padre, en ser el suyo un partido conservador, en la identificación que tienen sus seguidores con la mentalidad maquiavélica que manifiesta el fujimorismo, en ser uno de tantos movimientos parapetos que tiene la derecha contra el avance de los movimientos de izquierda, en el clientelismo que practican, y en mantener vigentes todos los males del pasado: mesianismo, caudillismo, obrismo, autoritarismo.
El profesor pertenece a la izquierda, es socialista (no comunista), pero no progresista (como lo son miles de peruanos, que adhieren a ideologías de izquierda, pero no a corrientes de pensamiento modernas). Él no tiene partido propio; ha liderado una campaña utilizando, cual vientre de alquiler (pero en vientre afín) la estructura de un partido de izquierda que también es socialista: Perú Libre, (cuyo líder, Vladimir Cerrón, tiene una condena por corrupción). Y si bien es cierto que en la coalición formada por Castillo hay personas de pensamiento más o menos radical que el suyo, esta condición no tendría por qué afectar al gobierno. Más aún cuando para gobernar se tiene que anteponer un programa a las cuestiones ideológicas. Y en última instancia quien habrá de tomar las decisiones será el presidente profesor, con su primer ministro y el Consejo de Ministros.
Cabe señalar que el profesor llega como una suerte de outsider, con un masivo voto de protesta y esperanza; con un gran porcentaje de voto contra su rival y lo que ella representa; y por el descontento que sus seguidores y votantes muestran contra el sistema económico y político imperante. Alguien que está buscando ubicar su propuesta en un sector de izquierda moderada, que seguramente será tan heterodoxa y pragmática como la de otros outsiders que han gobernado, pero seguramente sin los sometimientos de antes a los grupos de poder dominante. Al menos es lo que esperan sus votantes.
Ella ha logrado reunir en torno suyo, a pesar de su elevado antivoto, a sectores variopintos de la sociedad, que tienen en común, entre otras cosas: el temor al fantasma del comunismo, el rechazo al cambio de un sistema que consideran una suerte de mal perfectible, la gran ignorancia sobre los sistemas y doctrinas políticas, y lo que, en ese sentido, representa el profesor, el racismo, el autoritarismo y su tolerancia a la corrupción, que ella y su agrupación manifiestan. Y en contraposición, la confianza que ella es el mal menor y que puede alejarse de la corrupción, porque así lo ha prometido. Su propuesta heterodoxa (en política y en economía). Una propuesta conservadora, neoliebral, autoritaria y neopopulistas, o como ella lo señala: una "demodura". Busca mantener el modelo de economía de libre mercado aprobado en la Constitución de su padre.
El profesor agrupa a gente de izquierda, de centro y en general, a personas que quieren un cambio, y ven en él a alguien que se parece a los demás, que procede del pueblo y genera confianza, porque no tiene cuentas que saldar. Su propuesta es también heterodoxa (en política y en economía). Neopopulista, de un socialismo con tintes conservadores, colectivista, nacionalista e intervencionista, que busca generar un debate para que se promulgue una nueva Constitución, que modifique la estructura del Estado, generando una institucionalidad política más fuerte y un nuevo modelo económico.
Ella ha tenido todo el apoyo de los poderes fácticos y de las fuerzas más oscuras de este país. Él ha tenido que luchar contra todas esas fuerzas, que se aliaron abiertamente contra su candidatura, buscando evitar a como de lugar que gane. (cabe añadir que, salvo los sectores ultraconservadores de las iglesias, los grupos religiosos han sabido mantenerse al margen de la contienda, promoviendo incluso un juego limpio).
Ella sabe que ha perdido, él espera su proclamación.
Ella, ahora está haciendo todo lo posible para boicotear la elección, y no solo porque no acepta la derrota, o no quiere volver a prisión, sino porque tras ella están la derecha, los conservadores, los liberales y libertarios, los fascistoides y empresarios corruptos, las mafias y organizaciones criminales, y todo su sequito de seguidores, dispuestos a todo para que el profesor no tome el poder. Dispuestos incluso a no dejarlo gobernar si jura como presidente.
Para este sector de la población resulta inaceptable su sola presencia, y no permitirán que un socialista, o comunista, como lo llaman, (y a quien le atribuyen todos los adjetivos que durante 200 años se han usado para menospreciar, descalificar y ningunear al otro) gobierne los destinos del Perú durante los próximos 5 años.
¿Qué tendría entonces que hacer el profesor?
¿Qué tendrían que hacer los ciudadanos que creen que, con o sin Pedro Castillo tiene que haber un cambio?
Ella y su gente pueden seguir en la negación y el rechazo, maquinando formas para tirarse abajo el proceso electoral, evitar la proclamación y promover actos de violencia contra lo inminente, pero quienes por vez primera han probado el poder que sistemáticamente se les ha negado, no se cruzaran de brazos ante los intentos de robarle sus votos.
Ya están avisados.
PD: Ahora que si me permiten una predicción, a la luz de los hechos:
- José Pedro Castillo Terrones será proclamado Presidente de la República del Perú.
- La coalición conservadora dirá que el resultado es el producto de un fraude y no le reconocerán legitimidad al presidente electo.
- La coalición conservadora tratará de impedir su juramentación en el Congreso.
- Los fujimoristas y sus aliados se movilizarán en las calles y otro tanto lo harán los seguidores de Castillo.
- Paralelamente los gremios empresariales negociarán con Castillo tratando de ponerlo de rodillas, como antes hicieron con Humala.
- Los fujimoristas y sus aliados promoverán actos de violencia que la policía no reprimirá. En paralelo los políticos al servicio de la oligarquía buscarán que las FFAA salgan a las calles.
- El nuevo Congreso buscará vacar a Castillo, pretendiendo involucrarlo con los actos delictivos de la organización política de Cerrón o por vínculos con posibles terroristas. Fustigando además a su consejo de ministros.
- La oligarquía iniciará un boicot contra el gobierno, generando una alza considerable del precio del dólar, alza de precios en los mercados, de productos de primera necesidad, y generando además escases y acaparamiento. El miedo tomará las calles de Lima y otras ciudades donde la coalición fujimorismo-dba, tiene presencia.
- Se acercan días de grave crisis política y económica, y una violencia generalizada, porque la oligarquía corrupta y explotadora no permitirá que alguien, fuera de su órbita de control, maneje el país. Y para ello usarán todos los recursos a la mano, que antes usaron para tumbarse gobiernos, o mantener en crisis permanente a otros: Manipulación mediática, presión en los órganos jurisdiccionales, presión en las organizaciones políticas, amenaza directa a los trabajadores y estudiantes, boicot comercial y económico, uso del lumpen para ejercer violencia callejera.
- Solo queda resistir, no para proteger a Castillo, sino para buscar, luego de 200 años, una mejor forma de vida para el Perú, en la que el corrupto y el explotador no tengan cabida.
Ya estamos todos avisados.