Hoy es casi un dogma entre la clase política tradicional peruana, que sirve a la oligarquía y a los sectores inclinados a la derecha (incluida la denominada DBA), decir que Fernando Belaúnde Terry fue un gran presidente, que fue un hombre probo, que fue un demócrata a carta cabal, que fue un caballero, y cuanto elogio se pueda hacer a un político del cual no se quiere (o no se puede, porque se desconoce) recordar lo nefasto que fue su primer gobierno, que se originó luego de la anulación de un proceso electoral previo (1962) que, si bien tuvo acusaciones de fraude, no le dio los votos suficientes al ganador, lo que dejó en manos del Congreso la decisión (manejado por odriistas, apristas y pradistas), la cual no se produjo por la intervención de una junta militar, que unos meses después convocó a nuevas elecciones, resultando ganador Fernando Sergio Marcelo Marcos Belaúnde Terry (Lima, 7 de octubre de 1912 - Lima, 4 de junio de 2002).

Aquel primer gobierno de Belaúnde, que se inició en 1963, con muchas promesas de transformación en la economía, el agro, la estructura del Estado y la educación, no obstante sus buenas intenciones, terminó en fracaso (en parte por la oposición de ese contubernio entre apristas y odriistas, que en la cámara de diputados, de 140, tenían 83, y en la cámara de senadores, de los 45 electos, en conjunto tenían 25), generando las condiciones para una nueva aventura golpista, que se produjo el 3 de octubre de 1968; en un país que hasta el momento, conocía muy poco de transferencias democráticas sucesivas.

Su segundo gobierno (1980 - 1985) surgió luego de una guerra sucia contra el contrincante aprista, Armando Villanueva del Campo (en los días previos, las "bolas", que era como se llamaban a las noticias que corrían de boca en boca, anunciaban que si ganaba Villanueva habría nuevamente un golpe militar, además de destacar la condición de chilena de su esposa, Lucía Ortega García, en un momento de encendido antichilenismo, puen un  año antes se habían recordado los 100 años del inicio del la guerra con Chile). Un Villanueva que por cierto expresaba el radicalismo aprista de los tiempos de persecución.

Y Belaúnde y fue elegido por una gran mayoría de jóvenes que no conocían las trapacerías del primero y por adultos que las olvidaron o pusieron en práctica esa tendencia nuestra a dar segundas oportunidades y contratar nuevamente al gerente que nos defraudó.

Ese segundo gobierno, también fue un fracaso y mucho más estrepitoso aún. Pero no hubo golpe de Estado, porque nuestro pueblo se encontraba hastiado de las experiencias militares, maniatado por la crisis, asustado por el terrorismo y adormecido por los medios de comunicación. 

La derecha y el centro, no fueron capaces de enfrentar los graves problemas del país, y la izquierda formal, a pesar que supo articular una respuesta buscando unidad, ésta no llegó a cuajar (pues Sendero Luminoso y el gobierno competían por matar o inmovilizar a los dirigentes de izquierda democrática).

Por ello es que hoy, con los elementos de juicio y fuentes con que contamos para revisar ese período de nuestra historia, y al personaje sobredimensionado, consideramos necesario cuestionar lo que se ha convertido en una referencia política recurrente.  

Así pues, debemos dejar de lado ese mito que algunos (sobre todo los del entorno familiar, partidario, clientelar o amical), sin capacidad crítica y mucha condescendencia (cuando no obsecuencia), nos han hecho creer, que Belaúnde fue un buen presidente, incluso el mejor de todos. 

Así pues, corresponde ahora decirlo: Fernando Belaúnde Terry no fue un buen presidente, y se lo decimos por qué:

- Afrontó el problema de la IPC (Internacional Petroleum Company), que quiso solucionar, pero terminó favoreciendo a los intereses de dicha empresa norteamericana. Un hecho singular vinculado a este acuerdo, y que se uso como pretexto para dar el golpe de Estado, fue el escándalo de la "página 11", que supuso un acuerdo bajo la mesa, con ribetes de corrupción, en el cual, una leyenda urbana señala que habría tenido participación un joven PPK (Ver el libro "Historia de la Corrupción" de Alfonso Quiroz).

- Balaúnde no llegó a realizar a cabalidad la reforma agraria tantas veces prometida, dejando en manos de Velasco tal tarea. Cabe señalar, en su defensa, que la oposición de la coalición APRA - UNO, fue determinante para que no se alcanzaran las reformas prometidas. Como en el presente han venido haciendo el APRA y el fujimorismo.

- Se sometió a políticos, como su ministro Ulloa (que lo acompañó en sus dos periodos de gobierno), Elías Larosa y otros,  que le metieron mano al erario público, mientras él miraba a otro lado. Al menos es lo que nos quieren hacer creer sus incondicionales: que el arquitecto no se dio cuenta (igual que se quiere hacer con Fujimori, respecto de Montesinos, guardando las distancias claro, porque en esa época no existía la tecnología que hoy lo desnuda casi todo). 

Las denuncias sobre los grandes negocios organizados para beneficiarse del contrabando, durante su primer gobierno, llevaron a la creación de una Comisión en el Congreso, verificándose que incluso participaron familiares del presidente en tales hechos. (Ver el libro: "Contrabando" de Héctor Vargas Haya) 

Mención aparte merece señalar los vínculos de funcionarios y altos mandos policiales con el narcotráfico, liderado en ese entonces por Reynaldo Rodríguez López, más conocido como "el padrino", que alcanzó al entorno de Luis Percóvich Roca, quien fuera, sucesivamente, ministro de Pesquería, del Interior, de Relaciones Exteriores y primer ministro del gobierno Belaúnde, y a un numeroso grupo de coroneles y oficiales de las FF.AA. y las distintas fuerzas policiales. Vínculos que se hicieron públicos debido al mediático caso "Villa Coca", que a inicios del primer gobierno de Alan García destapó toda la red de corrupción que le permitió accionar a "el padrino", durante el gobierno de Belaúnde, con total impunidad. 

- Desactivó el servicio de inteligencia militar que tenía vigilados a los futuros subversivos (entre ellos a Abimael Guzmán y su cúpula, en Huamanga). A pesar que durante su primer gobierno tuvo que afrontar las tomas de tierras por los campesinos y la  presencia de movimientos guerrilleros en la región andina.

- Con una absoluta falta de visión, dejó crecer a Sendero Luminoso de quien su ministro del Interior dijo que eran “una banda de abigeos”, enviando solo a los desacreditados Sinchis, como si se tratase de un asunto meramente policial. Y al final de su gobierno le surgió el MRTA.

- Dio pie al inicio de la política de "tierra arrasada", en su lucha contra la subversión, que trajo nefastas consecuencias para la población civil campesina y ciudadana que no pertenecía ni simpatizaba con la agrupación Sendero Luminoso, pero que el imaginario racista del limeño blanco o blanquiñoso, de clase alta y dueño del país,  los hacía sospechosos de ser terroristas y pasibles de ser secuestrados, torturados o eliminados, "por si las moscas". 

Fue un período en el cual se instaló una suerte de Macartismo (incluso con el control de publicaciones y desaparición de libros incómodos al gobierno), como respuesta al descontento popular,  cuyas protestas la izquierda lideraba. Ya desde entonces podía apreciarse ese intento de vincular a la izquierda formal con Sendero Luminoso, cuando precisamente este grupo terrorista fue el principal enemigo de una izquierda que había optado por la vía democrática y no la lucha armada. Un tema que sin duda está pendiente de revisión. 

- Belaúnde recibió de Velasco una abultada deuda, pero endeudó más al Perú y generó una gran inflación, devaluándose la moneda a niveles insospechados, permitiendo el surgimiento y posterior encumbramiento del impetuoso, corrupto e incapaz Alan García, a quien dejó un país sin recursos y con una moneda destinada a desaparecer: el Inti. 

En estricto apego a la verdad hay que precisar que en su primer gobierno tuvo la oposición ferrea de la coalición APRA-UNO y la traición de los pepecistas, que se desligaron del partido Democracia Cristiana para situarse a la derecha del espectro político; y durante su segundo gobierno, Sendero Luminoso, la crisis energética y el fenómeno El Niño de 1983, fueron factores exógenos que, unidos a la incapacidad de sus colaboradores no le permitieron alcanzar buenos resultados en materia económica. Lo que, como se dijo, le permitió a Alan García irrumpir en el escenario político, como una suerte de joven promesa.     

- Autorizó la creación de más canales de televisión a inescrupulosos empresarios que nos trajeron abundante basura mediática y más adelante se vendieron a Fujimori. La libertad de expresión que regresó al Perú (y que también produjo la aparición de medios como La República, El Observador, El Diario de Marka y la "prensa chicha"), lo hizo con su dosis de morbo, sensacionalismo, amarillismo y manipulación mediática. 

Paulatinamente, el periodismo se fue convirtiendo a partir de esos años, en el "más vil de los negocios", aunque vale decir que antes de ello tampoco fue "el más noble de los oficios". (LMQ). 

- Entregó los recursos del país a las empresas depredadoras, abriendo las puertas al capitalismo salvaje, que más adelante, luego del interregno demencial del aprismo,  el outsider Fujimori consagró con su Constitución de 1993, de corte neoliberal, que hoy ya no responde a las necesidades de la población. 

Un modelo que, como viene ocurriendo en Brasil, Chile, Colombia, y en otros lugares en los que ese falso liberalismo ha generado tanta desigualdad e injusticias, y abierto las puertas a la corrupción.

Hay que decir además que Belaúnde no nos devolvió la democracia. La busqueda por lograr una democracia plena la conquistó el pueblo en las calles, en los movimientos de 1977 y 1978,  que obligaron a Morales Bermúdez a convocar a la Constituyente (a la cual decidió no presentarse Acción Popular), que nos dio la Constitución de 1979, obra del APRA, el PPC y la izquierda (cuando eran agrupaciones que aún aparentaban lucir algo de decencia y organicidad).

Cabe señalar al respecto, que hubo una izquierda que no quiso participar de ese intento de recomposición democrática, y terminó impulsando la subversión a fines de los 70, la cual se materializó a partir de la década de 1980.

Fernando Belaúnde Terry, al pertenecer a la élite de este país no ha sido evaluado y juzgado como se hace con otros que no son parte de esa "collera" de aristócratas que durante siglos manejó al Perú. Por eso las virtudes de Belaúnde, que pueden ser muchas como persona, pero escasas como gobernante, han sido sobredimensionadas, para beneplácito de los que se sentaron en esa primera repartija que fue la "vuelta a la democracia" a partir de 1980 y continúan aún beneficiándose desde sus torres de San Isidro, sus casas de La Molina, o los menos, pero los que más obtuvieron, desde su vivienda europea o estadounidense. Como antes lo hicieron los hacendados, y ahora los inversores capitalista, los rentistas y los especuladores, que coquetearon con el primer Belaúnde, pero recibieron el beneplácito del segundo.

Para ser justos, hay que decir que los sucesivos presidentes también hicieron su parte para que tengamos este desenlace de un empresariado explotador, corrupto y expoliador de nuestros recursos, uno que desde siempre ha conspirado para mantener su poder. 

Ser honesto y honrado es lo que todos deberíamos ser, pero no basta para gobernar, se requiere tener capacidad de gestión y perspicacia para darse cuenta si los que están a nuestro alrededor están robando. Gobernar es rodearse de gente honesta, competente, comprometida, innovadora, proactiva, empática  y trabajadora, que si las hay en el Perú. Solo hay que convocarla.

Pero, no es moneda corriente que los partidos convoquen a gente honesta y competente. Y esto parece no importarle al pueblo; sin embargo, si le preguntamos a los lectores si contratarían para manejar su empresa o su casa a un corrupto. Sin duda que la respuesta mayoritaria sería que NO. Pues entonces, variamos la pregunta: Y si se tratara de una persona honesta y honrada, pero que deja actuar a los corruptos, ahora sí la contratarían. Claro que NO, porque el perjuicio sería similar. Tan simple como eso, y ya lo hemos visto tantas veces y sin embargo reincidimos.  

Así que, a otro perro con ese hueso de que Belaúnde fue el mejor presidente. Y el hecho que hayamos tenido a puro delincuente gobernando, no lo hace mejor, solo diferente, pero igual de ineficiente y encubridor. No hay que olvidar que los pecados de los demás no redimen los propios, pues eso sería tener un consabido consuelo de tontos.

Hay que añadir que después de Belaúnde, Acción Popular fue hundiéndose en el mismo hoyo que los demás partidos y agrupaciones (ilegitimidad, corrupción, incapacidad, instrumentalización). El que se entronizara a Valentín Paniagua en el momento preciso, no nos puede llevar a afirmar que Acción Popular es el partido político que los peruanos necesitan. 

De hecho, el partido "democrático, nacionalista y revolucionario" que fundó Fernando Belaúnde Terry y que no dejaba de ser otra agrupación caudillista, mesiánica, clientelista y populista, que preconizaba "El Perú como doctrina" (que no era más que un programa coyuntural), ya no existe más, hoy es un cascarón vacío que sirve de refugio a tirios y troyanos.

Lo suyo no ha sido más que una aventura de poder que tuvo la suerte de sobrevivir por la incapacidad de la derecha o el centro para generar verdaderos partidos en el Perú.  Lo suyo ha sido buscar inclinarse siempre a la derecha más cloacal y someterse a la corrupción, haciendo de la demagogia su discurso. Todo ello a falta de ideas y programas, que es el mal de casi todas las agrupaciones políticas peruanas. 

Hoy necesitamos un cambio profundo en el país, partidos políticos de verdad, políticos capaces y honestos, una base ideológica flexible, programas de gobierno y un liderazgo nuevo, del siglo XXI. 

Ideas y programas que plasmen ideas en esta era posCovid, que se nos viene.  

Pero tal vez para eso necesitemos primero cambiar como pueblo, y en ello la educación, el trabajo y la creación de fuentes de trabajo son un reto que debemos afrontar, sin falsos referentes, sin ídolos de barro, atendiendo a nuestra realidad, que exige decencia, competencia y buenos resultados. Que de intentonas, triunfos morales o males menores ya estamos cansados.    

Extensa PD: Hoy, 10 de noviembre del 2020, Acción Popular (o lo que queda del partido)  ha logrado tener a su tercer presidente, pero, como en todas las ocasiones anteriores, lo han logrado como consecuencia de irregularidades o situaciones caóticas previas: Fernando Beláúnde Terry, gracias al fraude a Haya de la Torre y luego, a la zancadilla a Villanueva del Campo (Quienes no han sido santos de nuestra devoción), Valentín  Paniagua Corazao, debido a la vacancia del delincuente Fujimori, y ahora, el infame Manuel Arturo Merino de Lama, como consecuencia de esta suerte de aquelarre, que ha sacado provecho de los errores (y quizás delitos) de Martín Vizcarra, del accionar de la prensa, de la ausencia de una bancada oficialista en el Congreso, y de la pandemia, llevando al poder a un grupo que en pocos días dejó un gran daño al país. 

Mención aparte, corresponde destacar algunos aspectos que han determinado la conducta de los peruanos durante décadas. De una sociedad que aparentemente se ha venido deteriorando, pero que en realidad ha visibilizado su permanente deterioro (con breves momentos de iluminación), y al que han contribuido los gobiernos del Perú, no solo de este siglo, o de los últimos 40 años, sino desde la misma independencia, hace casi 200 años. La ignorancia, la tolerancia a la corrupción, el fanatismo religioso y la absoluta oscuridad o falta de transparencia con que se manejan los asuntos públicos, nos está volviendo a pasar factura, con un salto al vacío, que irá acompañado de una gran crisis sanitaria y económica, de la que muy pocos saldrán bien librados.

Ahí tienen ahora, en que ha quedado el partido de "el arquitecto", que a estas alturas podría decirse que es un bebe de pecho frente a estos lobos que han capturado el poder. 

Tratando de ser justos (porque no somos jueces), podríamos concluir diciendo que éste no es el partido político que fundó Fernando Belaúnde Terry, pero mientras lo sigan invocando y aprovechando esa engañosa imagen de "buen presidente", su imagen de rey tuerto en tierra de ciegos (que la tiene también el bueno de Paniagua), seguirá ensombreciéndose y empequeñeciéndose. 

En estos caso, como el de otros políticos que han fundado partidos que han caído en un grave deterioro moral, lo mejor que podría ocurrirle a la memoria de su fudador es que ese partido desaparezca, y sus ex integrantes dejen de invocarlos, pues ya son dioses caídos, sus templos están en ruinas y sus fieles ya son paganos disfrazados del color de su antigua religión, y esos son más peligrosos que aquellos que muestran el cuchillo entre los dientes, porque con ellos si sabemos que esperar, pero con estos sátrapas, ya veremos dónde terminamos...