ESTADO LAICO ¡YA!
Cuando el Presidente de la República, que personifica a la Nación, el Alcalde que gobierna la ciudad capital y la Presidenta del Congreso, que lleva el mandato de dirigir al principal poder del Estado, se someten a un ritual o culto religioso (por antiguo, nuevo o tradicional que sea), y no lo hacen a título personal, sino en su condición de autoridad, cometen un gran error, aunque no lo parezca, aunque nadie esté dispuesto a decírselo (porque no es "políticamente correcto"), aunque en su fuero íntimo estas personas crean o quieran lo contrario.

Los que no compartimos este manejo anacrónico del gobierno, esta presencia del Estado en procesiones o cultos religiosos (adorando imágenes), les recordamos a nuestras autoridades que, no obstante lo dicho por el artículo 50° de la Constitución Política, en el cual se señala que el Estado "reconoce a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación histórica y moral del Perú", al mencionar previamente que este reconocimiento se realiza "dentro de un régimen de independencia y autonomía", busca hacer prevalecer por encima de una mera declaración, la preexistencia de un ESTADO LAICO, que lamentablemente no se defiende ni se busca profundizar, separando efectivamente al Estado de cualquier influencia religiosa, como debiera ser, pues manifestaciones como las descritas, confunden a la población y fortalecen los afanes intervencionistas de curas, obispos y cardenales que creen que viven aún en tiempos de raigambre decimonónica, en los que se consagraba al Perú al corazón de Jesús.

El Estado es y debe manifestarse laico. No se trata por supuesto de reprimir o exacerbar los ánimos de los fieles, sino de distanciar al Estado de las instituciones religiosas o confesionales, cualquiera que estas sean, no por intolerancia, desprecio o desvinculación con sus valores o principios, sino porque, desde el momento que un Estado se fundamenta en una ética común a todos y no sóloaquella que es privilegio de una agrupación; desde que el Estado se sustenta en la ley y el derecho, que atienden al bien común y no sólo a determinados sectores; en tanto el Estado se desarrolla a partir de la educación, la ciencia y la tecnología (como lo señala la Constitución Política en el artículo 14°) y aspira a la justicia, la tolerancia, la inclusión y a la creación y distribución de la riqueza, no puede someterse a un grupo, a una fe, a una visión de la realidad, o a dos o a tres, sino más bien, mantener distancia de todas, sin rechazarlas, pero también sin involucrarse en sus manifestaciones. Es lo que hace un Estado laico; como Francia, cuyas libertades y cultura política admiramos; como Finlandia, cuyo sistema de educación es un faro para el mundo; como China o Estados Unidos de Norteamérica, tan disímiles, pero con una firme apuesta en la educación, la ciencia y la tecnología.

En azul: Estado laico, aconfesional o secular
en rojo: Estado confesional
en plomo: Ambiguo o sin datos
Fuente: Wikipedia
Cosa curiosa, para el mundo, el nuestro es un Estado laico, aconfesional o secular, pero en la práctica, la Iglesia Católica y un sector de las iglesias evangélicas, intervienen en la actividad política, influyen en los actos de gobierno, y no caminan precisamente en el mismo sentido que debiera caminar el pueblo, sino en el sentido que marcan aquellos que se aprovechan de la ignorancia, los temores y las esperanzas de un pueblo, de aquellos que siguen creyendo, como hace siglos que la solución es hincarse ante una imagen y rezar, aunque ese dios que adoran o esa imagen que supuestamente los representa no pueda evitar todos los males y los malos que aquejan a nuestro país.

Cuanto bien nos haría el que, aquellos que hoy se hincan de rodillas y salen a reforzar su espiritualidad, asuman ese mismo compromiso por el país y su gente, y empiecen a realizar la tarea que hasta hoy dios no ha realizado ni realizará en favor del Perú.
Con el objeto que reflexionemos sobre la necesidad de llegar al bicentenario de nuestra independencia con un Estado verdaderamente laico, aquí les dejo el contenido principal de la Carta de Laicicidad, elaborada como una reafirmación de los principios que rigen a la nación francesa y que fue colocada en cada centro escolar de la nación gala en setiembre del 2013.
Lo cual sin duda es un ejemplo a seguir:

ESTADO LAICO ¡YA!, es la consigna, y para llegar a él necesitamos distanciarnos de cultos y procesiones, y más bien atender a las procesiones que van por dentro, a fin de quitarnos esa carga que aún hoy, en el siglo XXI, mantiene a demasiada gente detenida en el tiempo, o lo que es peor, en franco retroceso.
