La estrategia del actual Alcalde de Lima Metropolitana, madurada por largo tiempo con sus asesores y con sus demonios internos, es hacernos creer que estuvimos cuatro años en hibernación, en la cárcel, o que todo fue una pesadilla de la que estamos despertando y nos encontramos nuevamente a las puertas de la felicidad.

 

Por ello es que resulta necesario, para que su estrategia funcione, desprestigiarlo todo, destruirlo todo y no dejar títere con cabeza ni recuerdo en píe de la anterior gestión, ni siquiera. Más aún, si para ello cuentan con el apoyo de un gran sector de una prensa que desde el primer día que entró en funciones Villarán, se juramentó para ser un obstáculo en su gestión, o en muchos casos hacerle la ley del hielo. 


Pero Castañeda (que tiene aspiraciones fundacionales), tiene además un poderoso aliado que compartirá con keiko en la próxima campaña presidencial (en la que es posible que también se haga uso de esta estrategia): los miles de político-confusos, esos compatriotas que intervienen en política sin saber de política, sin formar parte de agrupaciones políticas, sin participar del juego político y sin que existan espacios políticos para las agrupaciones y sus miembros. Esos pobladores de siempre, que durante décadas se han equivocado en elegir porque son fácilmente manipulables.


El oso limeño está despertando y encuentra que las cosas están como hace cuatro años y es necesario empezar a realizar las obras que nadie realizó, porque no hubo gestión municipal en Lima.


¿Realmente creen que somos tan imbéciles?